Los arrabales de la periferia paranaense
han constituido, entre el año 2010 y el 2015, escenarios para la mayoría de los
homicidios que se llevaron la vida de más de 80 jóvenes de entre 15 y 30 años.
Se encuentran como entretelones de esta matanza la drogadicción, la
delincuencia, la violencia desproporcionada y el uso de armas de fuego como
recurso para dirimir conflictos, las disputas por territorios y la falta de
respuestas del Estado ante una juventud sistemáticamente ultrajada.