viernes, 30 de septiembre de 2016

Festejamos nueva prohibición del fracking

Nuevo triunfo en defensa del ambiente y la vida

  Esta vez ha sido el Consejo Deliberante de la ciudad rionegrina de Viedma quien sancionó una ordenanza declarando la prohibición de esa técnica.

La explotación irracional de los recursos hidrocarburíferos ha alcanzado límites que ponen a la humanidad ante el peligro de su desaparición. Una de las consecuencias más negativas ha sido la emisión de gases de efecto invernadero en una magnitud que está modificando el clima que permitió la vida de los seres humanos por decenas de miles de años en este planeta.

  En el rumbo autista de la tendencia al crecimiento infinito, el sistema social que se ha impuesto en todo el mundo empuja a sacar cada vez más elementos de la naturaleza y arrojar cantidades gigantescas de desechos y residuos. A eso la economía convencional le llama crecimiento, la mide con un indicador que es el PBI (Producto Bruto Interno) y ha logrado que la casi totalidad de los gobiernos del mundo asocien el éxito de sus gestiones al aumento de ese indicador.

   Es mucho lo que oculta y deforma el relato tendencioso de los economistas “serios”, que sólo miran los números del crecimiento y de la rentabilidad empresaria, para decir que vamos bien, que lo importante son esas variables; aunque por otro lado una gran mayoría de la población no disfrute de los beneficios de ese progreso, y a la vez estemos depredando nuestros bienes comunes, al punto de poner en peligro nuestra propia existencia.

  Y para lograr las tasas extraordinarias de crecimiento, este sistema ha hecho un uso demencial de los recursos hidrocarburíferos, que hoy constituyen el 85% de las fuentes de energía que usamos todos los seres humanos, que para tenerlos a nuestra disposición debieron pasar decenas de millones de años, pero los estamos agotando en menos de dos siglos.

  Ante este agotamiento irreversible asistimos a un nuevo embate. Como los yacimientos convencionales (donde los hidrocarburos están más concentrados, más cercanos a la superficie y demandan menos esfuerzos y costos extraerlos) ya no aparecen con nuevos descubrimientos, y los descubiertos y explotados han llegado al cénit (máximas posibilidades de su producción), ahora las corporaciones del sector avanzan hacia zonas y lugares más difíciles y más costosas de extraer, pero además generando impactos negativos de tamaños enormes, poniendo en peligro aire, agua, territorios y poblaciones de zonas cercanas.

  Una de esas técnicas depredadoras es el fracking o fractura hidráulica, que implica una perforación vertical que puede llegar a miles de metros debajo de la superficie, y luego una perforación horizontal a lo largo de la roca madre que contiene petróleo o gas atrapado en burbujas, para luego hacerla explotar con presión de millones de litros de agua y más de 600 químicos contaminantes, de manera de permitir que el fluido liberado suba a la superficie.

  Los problemas provocados para obtener ese recurso incluyen la contaminación del agua usada para explotar la roca, la incapacidad de tratamiento del fluido que vuelve a la superficie totalmente contaminado, la afectación de los acuíferos por dichos fluidos pero también con los hidrocarburos del yacimiento explotado, la emisión de gas metano (con efecto invernadero veinte veces más potente que el dióxido de carbono), y la generación de movimientos sísmicos que ha superado en algunos casos los 5 grados, entre otros graves efectos que deben soportar los pueblos de las zonas de explotación.

  Sin embargo, así como la voracidad sin límites de las corporaciones petroleras y la complicidad de los políticos que permiten esa depredación intentan avanzar en contra de los intereses de los pueblos, la resistencia de éstos ha sido la única garantía que frenó parcialmente en muchos lugares que se pueda utilizar. Hay países, estados provinciales y numerosas ciudades en el mundo que la han prohibido. También en la Argentina avanza la resistencia antifracking y los éxitos de esta lucha justa y legítima.

  En nuestra provincia son 37 las localidades que ya han aprobado ordenanzas prohibiendo el fracking en sus respectivas jurisdicciones, y estamos luchando para que se haga ley un proyecto que lo prohíbe en todo el territorio. Mientras tanto, tomamos conocimiento y difundimos una nueva victoria, esta vez de los rionegrinos de la ciudad de Viedma, cuyo Concejo Deliberante acaba de aprobar una ordenanza que impedirá que el fracking pueda afectarlos y contaminar sus lugares de vida. Festejamos junto a los 53 mil rionegrinos que se suman a las zonas liberadas, por un ambiente sano y por la defensa de la vida.

  Felicitamos a los que han luchado por esta importante victoria. Un granito más de arena que va a formar montañas junto a miles de argentinos que venimos luchando no sólo contra el fracking, sino por la promoción de nuevas fuentes de energía, renovables y no contaminantes, y más aún por la construcción de otras formas de producción, de consumo y de vida, que sean más armoniosas entre los propios seres humanos y con la naturaleza de la cual formamos parte.

 El agua es vida. El fracking es la muerte.

 Luis Lafferriere / 29 de setiembre de 2916.

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