El miércoles 3 de septiembre un nuevo caso de femicidio tuvo lugar en un paraje cercano a Colón, Colonia Pereyra. De acuerdo con las pericias realizadas en principio, un hombre de 32 años habría asesinado a su esposa, de la misma edad y cuyo cadáver fue encontrado sobre la cama con un golpe en la cabeza, y luego se ahorcó en un galpón al fondo de la casa.
Ninguna de las
notas sobre el hecho de los diarios UNO y El Diario realiza un abordaje del
asesinato con perspectiva de género, siendo la nota de El Diario la más
retrógrada, incluso manteniendo un halo de incertidumbre sobre el
acontecimiento, como si la escena no brindara elementos suficientemente
esclarecedores para afirmar qué fue lo que pasó.
Comencemos con la nota de UNO. El título es “Un hombre mató a su esposa y luego se suicidó en la
zona rural de Colón”. La palabra femicidio y el término violencia de género,
que enmarcan políticamente el suceso, no están presentes aquí ni en todo el
desarrollo de la nota; la bajada habla de “crimen”. En el cuerpo de la noticia
se utiliza la figura “homicidio”, se realiza un relato escuetamente detallado
de los presuntos hechos, se introducen otras personas relacionadas con la
víctima y el femicida (el padre del hombre, que fue quien encontró los cuerpos;
la hija de la pareja, una niña de dos años) y se brindan algunos datos de
rutina (las divisiones policiales y judiciales intervinientes).
La nota establece
“se indicó que la pareja tenía ya problemas de convivencia”. No se aclara la
fuente del dato ni qué tipo de problemas eran. Se puede decir que en estos
casos de violencia hacia la mujer, si se dispone de la información, siempre es
conveniente desarrollar una contextualización del femicidio: qué tipo de
relación era, si era violenta, qué características tenía la violencia o bajo
qué formas se expresaba, si había antecedentes en la pareja de amenazas o
intentos de asesinato o suicidio, investigar si había denuncias policiales o
judiciales. Todo esto sirve no sólo para efectuar un análisis justo del
acontecimiento, sino también para difundir el desenlace que pueden tener ese
tipo de relaciones, e informar, concientizar o alertar a personas involucradas
en ellas.
El Diario se
aleja aún más de un abordaje consciente y comprometido con el flagelo social
que es la violencia de los hombres hacia las mujeres. Es necesario denunciar
que la nota hace lo posible por negar el cargo de asesino que corresponde al
hombre, como la escena claramente muestra, a pesar de que se lo afirma en el
título. En este sentido, la noticia es contradictoria. El título, “Mató a
golpes a su mujer y se ahorcó”, no deja de ser objetivo y directo, pero también
evita el uso de términos como femicidio o violencia de género, ausencia que se
destaca a su vez en el desarrollo de la noticia. En la primera oración se
describe el asesinato como “una tragedia de evidente corte pasional”, figura
que resulta inaceptable a esta altura, tras muchos años de avance en estudios,
campañas y capacitaciones en el periodismo argentino y mundial sobre estos
temas. Asumiendo que en la región –evidentemente- existe un retraso en la
inclusión de la perspectiva de género en este campo, el sesgo machista de la
nota es preocupante.
Más adelante, se
habla de la “muerte trágica y sumamente violenta de un matrimonio joven”. Visto
así, se oculta la responsabilidad del hombre en la muerte de la mujer, no se
sugiere siquiera la existencia de una víctima y un victimario y se pone a los
dos en posición de igualdad, como “dos muertos”. De hecho, a lo largo de toda
la noticia se evita mencionar o afirmar el hecho de que el hombre asesinó a su
esposa, a pesar de los elementos probatorios.
Esta postura se
agudiza en el último párrafo, en el cual se mencionan algunos datos concretos.
Se dice que “la mujer tenía un golpe” en la cabeza pero “no presentaría otros
signos visibles de violencia” y que “no fue hallado ningún elemento que se
presuma como arma homicida”. Por ende, “la hipótesis de crimen seguido de
suicidio aún es motivo de investigación” (!), ya que “el fiscal” aún “busca
reunir otros elementos de prueba”.
Otros tramos
criticables de la nota describen: que los padres del femicida encontraron,
primero, a su hijo ahorcado, y, después, el
cadáver de su esposa (la nota de UNO, por ejemplo, pone en primer lugar el
hallazgo de la mujer y después el del hombre, lo cual fue así, además, en los
hechos); que el hombre “se ahorcó” y “en la misma casa su mujer yacía sin vida”, frase que está muy
lejos de afirmar que fue asesinada por su marido; y, por último, se utiliza
“macabro cuadro” como término descriptivo, método desaconsejado a la hora de
abordar estos hechos, ante los cuales debe evitarse la adjetivación y
peliculización de casos que significan un grave problema social.
*Por Ramiro García Valentinuz
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