La comunicación jibarizada va jibarizando también las mentes de sus
destinatarios. Interesante análisis de Pascual Serrano sobre las nuevas formas
de comunicación, que según el autor de “La comunicación jibarizada” juegan a
favor del sistema. Sin embargo, advierte que la izquierda no por ello debe
dejar de utilizarla.
“La
comunicación en 140 caracteres juega a favor del enemigo”
Entrevista al periodista Pascual Serrano, autor de
“La comunicación jibarizada”
Enric Llopis | Rebelión 28-03-2013
Invitado
por la
Asociación Valenciana José Martí de Amistad con Cuba y el
CEPS, el periodista y escritor Pascual Serrano ha presentado en Valencia su
último libro, “La
Comunicación Jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado
nuestras mentes” (Ed. Península). En el libro analiza las características del
pensamiento jibarizado, que el autor considera en un sentido muy amplio: la dispersión
de las ideas; el ritmo trepidante y la obsesión por la inmediatez; el “picoteo”
de información, la comunicación incesante, la saturación informativa y la
ausencia de rigor, entre otras.
Opina
Pascual Serrano que, enormemente condicionada por las nuevas tecnologías, este
tipo de comunicación “juega a favor del sistema, pero ello no significa que la
izquierda no deba utilizarla”. Aunque en los términos adecuados. Por ejemplo,
vinculando artículos de reflexión inteligente a mensajes condicionados por el
formato de twitter. “Hemos de plantear la batalla en todos los ámbitos”, añade.
-Arrancas
“La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes”
(Ed. Península) afirmando que para transmitir informaciones complejas, el
emisor necesita tiempo para la exposición y el receptor, concentración
exclusiva. ¿Qué espacio le queda al pensamiento crítico cuando se enfrenta a un
público/audiencia modelado por el lenguaje audiovisual y de los 140 caracteres
de twitter?
-El
ejemplo de twitter es el más elocuente, pero no se trata del único formato ni
el único soporte, la jibarización de la que hablo en el libro se encuentra
presente en muchos ámbitos y ramificaciones: la simultaneidad de mensajes, la
sobresaturación de información, la obsesión por la inmediatez... Son
estructuras y pautas que actúan en contra del pensamiento crítico y a favor del
sistema. Ahora bien, insisto siempre, la izquierda está condicionada por los
medios del enemigo y, en consecuencia, ha de utilizarlos. Hemos de plantearles
la batalla en todos los ámbitos. ¿Qué podemos hacer? Por ejemplo, vincular a
los 140 caracteres de twitter un artículo de Juan Torres sobre las causas de la
crisis.
-¿Cómo
podría recuperarse la idea de pensamiento crítico?
-En
primer lugar, defendiendo el papel esencial de la escuela pública. También me
parece fundamental reivindicar el libro, y por varias razones. Porque hay un
autor reconocido que se juega su prestigio y trayectoria al publicarlo. Además,
en el libro el lector encuentra una reflexión terminada y mucho más elaborada
que en Internet. Por el contrario, en la red todo es inconcluso y mucho más
dinámico. Habría que plantear también la propiedad colectiva de los medios de
comunicación, bien a través de la propiedad estatal bien mediante la propiedad
comunitaria financiada con recursos públicos. Es ésta la única manera de
salirse de los criterios de mercado y los objetivos de rentabilidad
empresarial.
-¿Podría
incurrir en el elitismo el periodismo/comunicación reflexivo y crítico que propones?
¿Puede pecar de excesivamente denso y complejo hasta el punto de quedarse en
círculos cerrados?
-Siempre
hubo un público minoritario para los contenidos más complejos y otro popular
para los mensajes más sencillos. A partir de ahí una sociedad, con su modelo
educativo y comunicativo, debe plantearse si intenta elevar el nivel de los
sectores populares o reducir el de los más formados. Nosotros hemos logrado que
el ingeniero escriba en su móvil sin acentos, en cambio el operario manual
sigue sin comprender el conflicto sirio. Es evidente que estamos en la segunda
opción, la de reducir el nivel de los más formados.
-¿Consideras
que caben puntos intermedios? Un periodismo crítico y reflexivo, pero también
directo y fácil de entender por el lector/audiencia.
-Seguro,
pero hace falta talento del comunicador. Existen muchos ejemplos de
comunicadores con grandes dotes de divulgación. Ahí están los documentales de
Michael Moore por ejemplo.
-Apuntas
asimismo el problema de la sobresaturación informativa. Pero, ¿cómo escapar a
ella en un mundo crecientemente complejo y fragmentado en múltiples campos de
conocimiento? (rescates financieros, crisis ecológica, desahucios, inmigración,
América Latina….).
-Seleccionando,
el problema no es sólo el exceso, es la ausencia de referentes que nos ayuden a
seleccionar. Como no tenemos filtros y queremos abarcarlo todo, elegimos los
más breve, lo más jibarizado. Y entonces no lo entendemos y debemos seguir
buscando. Debemos de cambiar nuestro método. Es preferible, ante un tema
complejo, un extenso reportaje de Le Monde Diplomatique o un libro que no un
centenar de noticias de veinte segundos en televisión.
-La
oferta informativa en la Red
es infinita. Pero también es cierto que el internauta (igual que el lector de
prensa) selecciona uno o varios medios, los que sigue periódicamente (incluso
sigue en la red los medios tradicionales). O que en las redes sociales también
se difunden artículos largos y reflexivos. ¿Podrían estos argumentos
relativizar la influencia de Internet?
-Para
comenzar hemos de saber que, en internet, redes sociales incluidas, terminamos
yendo a los grandes medios mayoritariamente. Así lo muestran los estudios. Las
redes lo que han provocado es que el modelo de medio de comunicación que
intentaba dar respuesta a las necesidades informativas en todos los ámbitos
(nacional, internacional, cultura, deportes, etc...) está desapareciendo. Ya no
entramos a la portada de El País o de rebelion.org, vemos las
secciones, los titulares y elegimos. A través de las redes la gente llega a
informaciones concretas sin pasar por la portadas. Por último, es verdad que en
internet caben los textos largos, alguien me podrá decir que, incluso, más que
en el papel, lo que dudo es que la gente pueda estar leyendo durante un hora en
su pantalla un texto sin desviarse hacia un hipervínculo, interrumpir por un
mensaje de chat o evitar la tentación de consultar su correo.
-Se
dice en muchas ocasiones que Internet y las nuevas tecnologías se expansionan
en detrimento de la capacidad de razonamiento, al proponer lenguajes simples y
con predominio de la imagen. Pero, ¿podría interpretarse que la Red incorpora fórmulas
tradicionales sólo que con formatos nuevos? Me refiero a que la prensa del XIX
también difundía folletines y se recreaba con los grandes crímenes. O que la
propaganda obrera siempre se ha basado en imágenes y consignas. O que el
periodismo sensacionalismo es algo muy antiguo…
-Es
verdad que siempre hubo eso. Pero las técnicas de superficialidad y
espectacularidad actuales son mucho más fascinantes y hacen más difícil que la
reflexión compleja pueda competir. Me sorprendo, en las presentaciones de La
comunicación jibarizada, como los docentes cuentan alarmados que los jóvenes no
leen, no soportan una charla de más de veinte minutos, no pueden permanecer una
hora sin un estímulo cibernético.
-En tu
anterior libro, “Contra la neutralidad”, planteas ejemplos de periodistas
comprometidos, que inyectan pasión en sus textos. ¿Es esto compatible con el
rigor de las informaciones? ¿Y con una información que apele al raciocinio del
lector?
-Por
supuesto que es compatible. Para eso escribí el libro. Para mostrar el
compromiso y el rigor juntos en las crónicas de John Reed o Kapuscinski. Y en
la medida en que ellos interpretan y analizan, sin pretender hacer un panfleto,
e incorporan los antecedentes y el contexto necesario están estimulando la
reflexión por parte del lector. La que no permite el raciocinio del lector es
la información que no aporta los suficientes elementos de contexto para
comprender los acontecimientos.
-Dedicas
un capítulo de “La comunicación jibarizada” al ritmo trepidante y la
inmediatez. ¿Pero alguna vez el periodismo ha sido, salvando las tecnologías
dominantes en cada periodo histórico, algo diferente? En cualquier filme de
periodistas aparece la obsesión por las primicias y por alcanzar el mito de la
información en tiempo real.
-Una cosa
es querer informar el primero de un acontecimiento, y otra es correr a contar
el recuento del 5% de los votos en las elecciones de Afganistán y nunca
informar del resultado del 100% porque ya se ha perdido el interés por el
asunto. Nos sucede como a los niños el día de Reyes, solo queremos
desempaquetar noticias, pero no comprenderlas.
-Afirma
Pablo Iglesias, presentador de La
Tuerka , que la izquierda se maneja muy bien en el campo del
análisis y los diagnósticos de situación. Pero fracasa estrepitosamente a la
hora de pasar a la difusión y llegar a la gente. Y esto es así porque no asume
que las reglas del juego las marca el enemigo y, en consecuencia, no incorpora
sus formatos (tertulias, lenguaje muy simple y directo, etc.) ¿Qué opinas?
-Tiene
razón. Hay determinadas cuestiones formales que no las terminamos de comprender
o lo hacemos tarde. Necesitamos décadas para aceptar que un documento escrito,
si tenía márgenes, interlineado mayor y gráficos era más agradable y lograba
más lectores. En vídeo, muchos siguen sin preocuparse por la iluminación, el
encuadre o contar con varios ángulos de grabación. Claro, también puede suceder
lo contrario, que desde el periodismo no comprometido y comercial tienden a
simplificarnos y frivolizar cada día más, en el contenido y en la forma, y eso
crear unos cánones estéticos que nos condicionen.
-Has
afirmado muchas veces que el periodismo alternativo que se realiza en España es
muy deficiente. ¿Observas con el tiempo alguna mejoría?
-Seguimos
dominados por el adjetivo fácil, la ausencia de fuentes rigurosas, la no
búsqueda del dato necesario. En pocas palabras, el buen trabajo periodista. Es
tanta la necesidad de comunicar y tanta la pulsión ideológica que nos domina,
que olvidamos el periodismo. Además, es que la gran mayoría de los
colaboradores de los medios de comunicación alternativos no están pensando en
hacer periodismo sino con ejercitar la militancia. Y no es lo mismo.
-¿Por
qué incluso la militancia de izquierda no considera como “suyos” los medios
alternativos e, incluso, atiende muchas veces mejor a los periodistas de medios
convencionales?
-Porque
incluso en la izquierda continuamos rindiendo culto al medio masivo y al
dominante. Pero esto no es algo nuevo. Históricamente se ha despreciado y
minusvalorado a los medios alternativos. Pienso en el líder del partido
político de izquierda que se iba corriendo al “ABC” para hacer unas
declaraciones. O cuando alguien te remitía un texto a Rebelión.org, te decía si
se lo podías publicar ya que no lo habían hecho “El País” o “El Mundo”. Ya
entonces se asumía que la prensa alternativa jugaba en segunda división.
-Por
último, ¿Qué futuro profesional aguarda a los periodistas de izquierda que
todavía quedan?
-Por
primera vez no mucho mejor futuro que a los de derecha con la crisis que están
viviendo las empresas. Pero creo que hay esperanza. En los últimos meses han
aparecido media docena de experiencias colectivas en formato de cooperativa
que, a diferencia del periodismo alternativo, tienen como objetivo una solución
laboral para sus miembros. Estas experiencias, además, pueden ser más viables
que algunas grandes empresas. Porque estás últimas deben dar muchos beneficios
a los accionistas, y las cooperativas lo único que pretenden es garantizar la
subsistencia de sus trabajadores.
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