miércoles, 26 de abril de 2017

Economía para todos: Concentración económica y desigualdades sociales.


¿Qué producir? Cómo producir? Y ¿Cómo distribuir? Y las respuestas a esos grandes problemas económicos marcaron el inicio de la clase de Luis Lafferriere. Cómo ya es habitual los días viernes de cada semana, el Programa de Extensión de cátedra “Por una nueva economía, humana y sustentable” (UNER) en coorganización con AGMER Paraná y la Junta Abya Yala por los Pueblos Libres (JAPL) celebraron un nuevo encuentro del curso: Economía, sociedad y Ambiente.

Nuevas caras, oficios e intereses se sumaron al medio centenar de personas que comenzaron el 31 de mayo. De a poco y algunos hasta tímidos se presentaron ante, desde ese momento, sus nuevos compañeros. Frente a una nueva audiencia y luego de un fin de semana largo, el profesor Luis Lafferriere retomó algunos conceptos claves: el mando, la tradición y el mercado. Éstos son la respuesta a los tres interrogantes planteados en un principio, el modo en que la sociedad le hacía frente y trataba de dar respuestas a los grandes problemas económicos. La tradición es el más antiguo de los tres, este consistía en transmitir el oficio de padre a hijo, de generación en generación; el mando, la persona que posee el poder es quién decide cómo responder ante estas problemáticas.

Finalmente el mercado. En esta modalidad a diferencia de las anteriores no se le asigna a nadie una tarea determinada y se rige por el mecanismo de precio. El marco de la competencia pone las reglas de juego al dueño del capital y de los medios de producción, que luchará por lograr la máxima ganancia, reinvertir y mejorar permanentemente. En esta instancia ganará el más fuerte, y en el camino quedarán aquellos que no fueron competitivos. Es decir, aquellos que no tuvieron grandes ganancias en comparación con otros, no pudieron reinvertir y por ende fortalecerse, quedaron fuera del mercado. Es matar o morir. Serán las reglas de juego del mercado las que definen quién gana y quién pierde, y cómo se distribuyen las riquezas generadas en el proceso productivo.

Precisamente cómo funcionan los mercados en la realidad fue la problemática abordada centralmente en el encuentro del viernes pasado.




Economistas convencionales versus economistas críticos.

Los economistas convencionales coinciden en sostener que no existe mejor organización social que el capitalismo y el mercado para resolver los grandes problemas económicos. En todo caso, entre sí difieren en la forma de regulación de los mismos. Pero siempre parten de suponer que existen mercados competitivos, que funcionan en condiciones similares a la competencia perfecta (aunque existan “imperfecciones” que habrá que corregir).

En su visión idílica, los economistas convencionales aseguran que los precios oscilan en función de la oferta y la demanda, y que nadie impone sus condiciones al margen de la competencia.

Los economistas críticas no sólo cuestionan la organización económica que se basa en la competencia y la búsqueda de la máxima ganancia, sino también explican que en los mercados reales predomina la concentración, son espacios donde ganan siempre los más fuertes, que controlan los precios y las condiciones del intercambio. Es que la libre competencia fue generando históricamente su propia desaparición. Algunos ganan, otros pierden. Quienes son más competitivos en el mercado van a reinvertir sus ganancias logrando mayor producción y a más escala, lo que se traduce en concentración de empresas y centralización del capital, con mercados en manos de actores cada vez más grandes y poderosos. Y eso tiene su correlato en estructuras sociales con crecientes desigualdades en la distribución del ingreso y la riqueza.

Un gráfico (circuito de producción) plasmado en el pizarrón y varios potenciales productores hacen sus aportes en el final de la clase. Algunos proponen la producción de dulces, entre ellos se encuentra la disputa si serán caseros o con otros agregados para la conservación del producto; otro un poco más ambicioso apunta a la producción con innovación tecnológica.

El esquema muestra el recorrido que realiza cualquier empresario cuando decide llevar adelante una actividad económica. Para ello pasa siempre por tres etapas: compra, producción y venta. El circuito comienza con una toma de decisión, en qué invertir el capital del que se dispone; resuelto el problema se determina que será necesario para dicho emprendimiento. Es decir, la COMPRA de insumos, contratación del personal, el alquiler o compra del inmueble. Una vez obtenido todo lo necesario para comenzar se pasa a una segunda etapa, PRODUCCIÓN. En esta instancia los trabajadores se encargan de transformar la materia prima en un producto final que luego será vendido, última etapa VENTA. La diferencia entre el costo de los insumos usados para el proceso y el precio final de los bienes elaborados, se conoce como el VALOR AGREGADO. Es la riqueza que genera cada unidad económica, que se distribuirá entre el empresario y los trabajadores. Pero el producto final debe venderse efectivamente para que la riqueza se concrete, y con ella también la ganancia que recibirá el dueño de la empresa, móvil principal de su decisión de invertir.

La aclaración final, aprovechando el gráfico del circuito de producción, es que la ganancia determina no sólo inversión de cada empresario, sino también la marcha de toda la economía. Y cuando la ganancia no crece como se espera (por condiciones adversas del mercado) o no llega a efectivizarse (por insuficiencia de la demanda global) será el sistema en su conjunto que entrará en crisis. Tema que ha de desarrollarse en futuros encuentros del curso.

La actividad continuará el próximo viernes 28/4 en el horario habitual de las 19,45 hs.

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